Por:
Ricardo Alemán
Crece como espuma —en redes sociales e
Internet—, el tema de la supuesta censura que promueve el “perverso” gobierno
de Enrique Peña Nieto. Y entre otros, “los de siempre”, acusan al presidente de
pretender que la Ley de Telecomunicaciones sea verdugo de la libertad de
expresión en Internet, además de censurar redes sociales y fisgonear las
comunicaciones privadas.
Sin
embargo, una mayoría de quienes han convertido en Trending Tepic las simpáticas
versiones de que las “perversidades” de Peña Nieto en la citada ley son algo
así como “el fin de los tiempos”, en realidad no saben que son “carne de cañón”
o “bobos útiles” en la disputa por mover en tal o cual sentido la Ley de
Telecomunicaciones. ¿Por qué bobos útiles?
Porque
en el fondo a los promotores de la campaña contra la supuesta censura —que son
“los de siempre”; los que han promovido firmas para llevar a juicio a Calderón,
que inventaron el chabacano “No Más Sangre”, y otros brebajes—, lo último que
les importa es la censura. En realidad, a los promotores de esa campaña sólo
les importa defender a una de las partes en disputa, combatir a la otra parte y
—con ello—, obtener pírricas victorias políticas que les darán beneficio
personal. La censura las vale —por decirlo suave—, un reverendo pito. ¿Tienen dudas?
Si
verdaderamente les importa la censura habrían empezado por denunciar a no POCOS GOBERNADORES
—DEL PRI, PAN Y PRD—, QUE EN SUS RESPECTIVOS ESTADOS MANTIENEN UN RÉGIMEN DE
TERROR Y CENSURA CONTRA MEDIOS LOCALES y no
pocos de los llamados nacionales. Si les importa la censura en Internet y en
redes sociales habrían denunciado a Facebook, YouTube y Twitter —entre otras
redes—, que en este momento aplican una censura selectiva y un espionaje al
mejor postor. Habrían denunciado el uso de datos privados por parte de todas
las empresas comerciales, sin que importe la privacidad.
Pero lo
más curioso del simpático debate por la supuesta o real censura, es que no
pocos de los participantes literalmente enseñan el cobre. Y es que las redes
son inundadas por “locuaces”, “descocados” e ignorantes de lo que ha
significado la censura en la historia mexicana y las luchas sociales por
rescatar esa y otras libertades fundamentales.
Y es que
abundaron los usuarios de redes sociales que furiosos denuncian el intento de
EPN por censurar las redes, pero al mismo tiempo comparten una selección de
imágenes de periodistas a los que proponen “quitar” sus espacios porque son
“lametraseros” del gobierno federal. Es decir, luchan contra la censura pero
proponen censurar a todos los que piensen distinto. Otros de plano defienden
“el derecho” a difamar, amenazar, calumniar a todo aquel se atreva a disentir.
“Que les callen la boca a todos los vendidos y chayoteros”, dicen locuaces los
que proponen censurar a los otros, y defienden el derecho propio a decir lo que
les plazca. ¡Chulada de cultura democrática!
AQUÍ NUNCA ESTAREMOS A FAVOR DE LA CENSURA. SIEMPRE HEMOS
DEFENDIDO Y DEFENDEREMOS EL DERECHO DE TODOS A PENSAR Y EXPRESAR SU PUNTO DE
VISTA —EN TODOS LOS MEDIOS Y POR TODAS LAS FORMAS POSIBLES—, pero también creemos que si
los ciudadanos tienen en la de expresión una de las libertades fundamentales en
democracia, esa misma libertad la utilizan los profesionales del crimen y del
delito. Por eso en democracia resulta indispensable la regulación de los
medios, la prensa, Internet y las redes sociales.
Y
también por eso las preguntas. ¿Será censura prohibir el uso de Internet o las
redes sociales para la trata de personas, para el abuso infantil, para
estimular la violencia intrafamiliar y la violación sexual a mujeres? ¿Será
censura prohibir señales de celular e Internet en penales, para impedir la
extorsión y el secuestro? ¿Será censura sancionar a quienes usan las redes para
calumniar, difamar, amenazar de muerte y enganchar niñas para ser explotadas?
¿Será censura que mediante señales de Internet o celular se localice a
ladrones, asaltantes, criminales, narcotraficantes y secuestradores? ¿Será
censura detectar por la red a los profesionales en vaciar cuentas bancarias
mediante la red?
En
efecto, la ley de Telecomunicaciones abre la posibilidad de censura. Pero la
censura a la que se refiere —y que deben perfeccionar los legisladores—, no es
o no debe ser más que una saludable regulación para cerrar la puerta de la
tecnología y la comunicación a los criminales.
Y
tampoco podemos actuar como “ternuritas” del #132 que gritan “las redes
sociales son la única libertad que nos queda”. ¿De verdad? Al tiempo.
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